El ex enviado de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, ha declarado que el presidente Donald Trump no tiene intención de invadir el país. En cambio, la creciente presión militar en el Caribe es una "operación psicológica" diseñada para presionar al gobierno de Nicolás Maduro y a su círculo íntimo.
Abrams explicó que la flotilla estadounidense en el Caribe no es lo suficientemente grande para una invasión, pero su propósito es demostrar la seriedad de la administración Trump y aumentar la presión sobre el gobierno venezolano. Sostuvo que, si bien la flota no es para una invasión, su tamaño es superior al necesario para operaciones antidrogas, enviando así un mensaje contundente.
El exdiplomático sugiere que el siguiente paso podría ser un ataque selectivo dentro de Venezuela, junto con la posibilidad de acciones encubiertas. El objetivo final de esta estrategia, según Abrams, es enviar un mensaje a los militares y civiles del gobierno de Maduro para que actúen y se salven, indicando que el problema es Maduro y no necesariamente ellos.
Abrams admitió que la intención de esta presión es desgastar al liderazgo militar y al pueblo que apoyan al gobierno para facilitar un cambio de régimen. La estrategia busca crear un ambiente de incertidumbre y fomentar divisiones dentro del chavismo, con la esperanza de que conduzca a la salida de Maduro del poder.